Las cuentas de la oficina: dónde guardar el dinero que se mueve en la empresa

Formar parte de una empresa y trabajar de manera diaria en ella conlleva una serie de actividades regulares y continuadas en el tiempo. Una de las más reiteradas, pasa por la gestión de las cuentas de la organización así como el manejo de las mismas a través del dinero que se mueve en la empresa.

Y es que independientemente de la actividad a la que se dedique una empresa dada, en la misma siempre se realizan gestiones, dentro de las cuales interviene la parte económica de la organización y, por tanto, el dinero.

En este sentido, ya sea en metálico o a través de cheques, el dinero de la empresa ha de estar guardado correctamente, no solo para evitar sustos innecesarios como robos, sino para que sus responsables sepan en todo momento dónde se encuentra este, puedan usarlo con facilidad y pase desapercibido en la misma.

Una de las opciones más habituales por la que se decantan las empresas son las cajas registradoras. Esta decisión es especialmente adecuada para aquellas organizaciones que realizan movimientos de dinero de manera continuada, por lo que la entrada y salida de capitales es una de las principales actividades que en ella se llevan a cabo.

Si no es el caso, siempre se puede optar por una caja de seguridad empotrada en una pared o definirla en un despacho, dentro de una ubicación discreta. Dado el volumen del dinero que se vaya a contar en la organización las dimensiones de este objeto variarán, pero no hace falta contar con una caja de seguridad de grandes proporciones, ya que no nos encontramos en ninguna película, sino en la vida real, por lo que debe primar la discreción.

Por último, también se puede optar por guardar el capital en cajas con llave, que no necesariamente necesiten clave. Esta es una buena decisión para aquellas organizaciones que no muevan cantidades importantes de dinero pero en las que el efectivo sea un monto lo suficientemente importante como para contar con una caja en la que guardarlo.